REDONDILLAS
A continuación posteo el poema de Sor Juana, del cual la mayoría de las personas conocen la primera estrofa; Hombres necios que acusáisa la mujer sin razón,sin ver que sois la ocasión/de lo mismo que culpáis. Pero el resto de las estrofas, son totalmente desconocidas. Este poema, y claro muchos de Sor Juana, me parecen extraordinarios, puesto que apesar de contar con varios siglos de distanciamiento, siguen teniéndo validez. En general este poema, habla de los hombres y como su visión del mundo, mantiene en jaque a las mujeres, y esto no sólo como un problema de género, ni como una lucha entre machos y hembras, sino como un problema enteramente cultural, llamado "machismo", pues así como piensan los hombres que describe Sor Juana, asi piensa nuestra sociedad en general, aqui el hombre necio, es en general la sociedad necia, que está tan cargada de un pensamiento tanto mundano, como religioso, como cívico, que al final no saben ni que juzgar, ni como hacerlo, y cortan parejo y dentro de esta sociedad que como dice Sor Juana quiere juntar "diablo, carne y mundo.", siempre la mujer como portadora de estos atributos. Lo cual crea solo un desgaste emocional, y físico para las mujeres, al tratar de ser santas, madres, seductoras, ejemplos de moral, pero a la vez libres, majaderas, etc. Y es una lucha interna, con los principios con las conductas, etc, que sólo nos dejan a todos con un mal sabor de boca y sin saber, que es lo que queremos, y esperamos de nosotros mismos y de los otros.
les dejo el poema de Sor Juana. Pues si sigo escribiendo terminaré muy enojada.
REDONDILLAS
Hombres necios que acusáis
a la mujer sin razón,
sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que culpáis:
si con ansia sin igual
solicitáis su desdén,
¿por qué queréis que obren bien
si la incitáis al mal?
Cambatís su resistencia
y luego, con gravedad,
decís que fue liviandad
lo que hizo la diligencia.
Parecer quiere el denuedo
de vuestro parecer loco
el niño que pone el coco
y luego le tiene miedo.
Queréis, con presunción necia,
hallar a la que buscáis,
para pretendida, Thais,
y en la posesión, Lucrecia.
Qué humor puede ser más raro
que el que, falto de consejo,
él mismo empaña el espejo,
y siente que no esté claro?
Con el favor y desdén
tenéis condición igual,
quejándoos, si os tratan mal,
burlándoos, si os quieren bien.
Siempre tan necios andáis
que, con desigual nivel,
a una culpáis por crüel
y a otra por fácil culpáis.
¿Pues como ha de estar templada
la que vuestro amor pretende,
si la que es ingrata, ofende,
y la que es fácil, enfada?
¿Pues como ha de estar templada
la que vuestro amor pretende,
si la que es ingrata, ofende,
y la que es fácil, enfada?
Dan vuestras amantes penas
a sus libertades alas,
y después de hacerlas malas
las queréis hallar muy buenas.
¿Cuál mayor culpa ha tenido
en una pasión errada:l
a que cae de rogada,
o el que ruega de caído?
¿O cuál es más de culpar,
aunque cualquiera mal haga:
la que peca por la paga,
o el que paga por pecar?
Pues ¿para qué os espantáis
de la culpa que tenéis?
Queredlas cual las hacéis
o hacedlas cual las buscáis.
Dejad de solicitar,
y después, con más razón,
acusaréis la afición
de la que os fuere a rogar.
Bien con muchas armas fundo
que lidia vuestra arrogancia,
pues en promesa e instancia
juntáis diablo, carne y mundo.
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